Desde la chompa Kosiuko hasta el Seat Leon. Ahí, todo planeado. También los gastos y las aspiraciones menos materiales (que si las hay). Siempre dentro de la bandolera. Los asuntos ya asumidos. Los lunes corriendo a alcanzar a los viernes que ya no importan tanto. Los sábados, como pocos a los anteriores, camino con JP por Santa Patricia y nos tomamos un jugo con los recuerdos. Cruzar la avenida y una amiga de la infancia que hace no mirarme (castigo por escoger el camino ancho de la libertad). Los domingos , levantarse tarde y pasarla en familia. Hechar la siesta luego del almuerzo. Y no pensar. Ver desde la ventana de mi cuarto el cielo gris de mayo en Lima. Estabilidad. Estabilidad. Quiero creer que la encontré, al menos en lo que va de los días.
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