Un toque más libre


No soy mucho de turismo rural, pero al final lo he disfrutado (igual, fui más por chamba). He bajado por cerca de una hora por un estrecho sendero desde Quillunza hasta Cotahuasi. He caminado conversando de la vida con un pastor de alpacas de Huarcaya. He viajado en la tolva de una camioneta con las ráfagas de viento frio de los Andes rozando mi cara. Ya en Arequipa, me he alojado de madrugada en la casa de una chica desconocida en Selva Alegre. He caminado bajo el sol tostador de un domingo arequipeño por Mercaderes escuchando a Limite Zero. Después de días dificiles ha venido bien. Conteniendo un papel con tres promesas de vida, he tirado un Post it en un riachuelo tonto que va parar a las profundidades del Cañon del Cotahuasi. He venido con toda la actitud de cumplirlas. Un toque más libre.


Hoy quiero confesar


Hoy ha sido el día más triste de los que he caminado por Universitaria a la salida de la chamba. Ha sido el día mas triste en el que ido a tomar un jugo surtido y una empanada de carne en la Esquina del Jugo. Con el cuerpo descompuesto y el alma hecha pedazos. Un zombie social del que hablaba Bauman. He recordado los domingos de las tardes de verano yendo a jugar al parque de Lomas. Había sido tan felíz aunque no fuese yo. He llegado a mi piso y he llorado amargamente. De todas las mierdas de mi vida. De esa extraña tendencia a autodestruirme. Y si. Hoy quiero confesar de que necesito un abrazo. De cualquiera.


"Hoy quiero confesar que estoy cansada de llevar esta estrella que pesa tanto. Que perdí en el camino tantas cosas. Que me hicieron a veces tanto daño. Tanto daño [...]". (Hoy quiero confesar, Isabel Pantoja)

Extraño

Una extraña desazón. De rato en rato Lima despeja y se ve el brillo solar. La publicidad de panetones que ya desde los primeros días de octubre hacen campaña navideña. Este fin de año que empieza me sabe distinto. No hay emoción. Incertidumbre. De si continuo en la chamba, que si vale la pena hacer todo este esfuerzo por "lograr tus objetivos". De pronto me dan ganas infinitas de estar solo, de caminar. O poner la canción más alegre y hacer maromas frente al espejo. No pensar en el lunes ni en listones rojos. Pensar que se puede ser feliz sin importar nada que pase mas allá de este instante, de este espacio. ¿Para que? Es simple. Abrir la lista de contactos del celular y ver que esta llena de eso de nombres y nueve cifras al lado. O que todo puede acabar, de pronto. Una aventura tonta; un dia cualquiera.