De cuando fuimos parte de la misma partitura

Jorge:
“…toca para mi (…) quiero formar parte de tu locura, pondremos nuestras almas de partitura…”
La gente de mi generación me entenderá quizá con más claridad. La amistad que antes era cuestión de imprescindible cercanía física, de salidas en grupo y de bromas presenciales ha cambiado. De pronto hoy surgen amistades por medios no convencionales, en redes sociales como esta, por ejemplo.

Era Marzo del año que acaba de terminar. El invierno asomaba sus narices por Lima. Con su cielo color panza de burro. Sus garúas infinitas y sus tardes-noches eternas. Mi ánimo no era de los mejores que he lucido en los últimos 4 años. Acaba de salir de una relación que llegué a pensar me devastaría por una larga temporada. Casi migro al el Sur buscando algo, quizá a mí mismo. En ese contexto conocí a alguien que me hizo reír como hace mucho nadie conseguía hacerlo. Que me escuchó. Que me sorprendió con su talento y con su inteligencia. Desde entonces compartimos largas horas frente a la compu cada uno en su oficina. Compartimos innumerable videos musicales. Lloramos juntos alguna vez (sino es que varias) oyendo canciones de épocas que en teoría no nos pertenecen. Ese alguien me hizo volver a ser niño y en contraparte – sin que sea contradictorio – me hizo un mejor hombre.
Danielito, que Dios y el tiempo decidan qué será de nosotros mañana y pasado mañana. Hoy sé más que antes que las cosas se desenvuelven no siempre de la manera que uno quisiera. Hoy también estoy más dispuesto que ayer a acatar los designios de la vida, pero me seguiré rebelando contra las distancias de afecto y contra las separaciones forzadas. Finalmente tengo hoy también la convicción de que los cariños - y los amores en general - si son sinceros, no cambian, y mi cariño por ti no cambiará.

Gracias por haber sido parte del año que se fue, por haber sido tú y por seguir siendo tú. Por haber estado ahí y por continuar aquí.

Yo

Putamadre Jorsh! Sabes que me cuesta mostrar mis afectos a simple vista y menos por aquí pero lo que acabas de escribir sobre mi, me obliga a hacerlo.
Haber. Te conocí en un click tonto una tarde también tonta de marzo en Facebook. Era un ...verano que se terminaba y yo había llegado hace algunas semanas atrás de un fabuloso viaje a Brasil con esa sensación bonita que es ir de mochilero sin que el tiempo importe mucho. Y con el síndrome posvacacional, que me duraba hasta entonces, me resistía con todos mis ímpetus a seguir de “estilo funcionario” viviendo en la sombras de una oficina. Sin embargo, mis planes de cambio debían esperar más y eso me desesperaba. Y fue allí que así, como solo suceder las cosas bonitas, que no las esperas; inicie conversa contigo. Y si; tu hablando de tus decepciones y yo de mis líos internos. Poco a poco fuimos pasando a otras cosas, comprobando que nos gustaban las mismas canciones, que nos hacían reír las mismas cosas, a veces hasta terminábamos diciendo la misma respuesta solo con milésimas de segundo de diferencia. Y te pude conocer más, ver lo valiente, responsable que has sabido ser para aprovechar las oportunidades que te ha dado la vida y salir a flote.
El año que acabó y el tiempo que nos conocimos, me agarraste en plena época de cambios. Empezaba mi aventura de vivir solo y también la costosa obligación de ver las cosas con otra perspectiva. De saber que ya no soy tan chibolo y ver los asuntos con la madurez que el tiempo obliga. Y ya sabes, mis enormes resistencias por ser siempre yo, a ir por mi aire, en esos ímpetus tontos que pocas personas como la canis y tú conocen. El caso es que contigo, con tus conversas ha sido más fácil. He aprendido a valorar la amistad, he aprendido a escuchar, a reflexionar, a admirar y a respetar. Te has convertido en unas de las pocas personas a las que de verdad puedo llamar amigo y compañero de viaje de este tiempo que nos ha tocado pasar juntos y que espero que continúe por mucho más. Contigo, muchos días grises han sido más fáciles de llevar. Por que cuando me siento triste, o me siento alegre, o me ocurre algo almodovariano, o se me ocurre algún chiste sé que puedo enviarte un sms, o por face o msn y contártelo y compartir nuestras cosas y realmente siento que ya no estoy tan solo. Gracias por estar allí, Jorsh. Te quiero mucho, y aunque esa palabra hoy este muy devaluada, ten la absoluta certeza de que en este caso tiene su valor más puro.

Que no hay roche

Tus labios carnosos. Tus pestañas preciosas. Tu sonrisa tímida. Tu piel adolescente. Mis besos. Nuestros abrazos. Todo para que al final me dijeras, cuando quise darte el beso de despedida luego de follar: "te dije que sin sentimientos". Como da vueltas la vida. Me has hecho a mi hoy lo que yo hacia a los 16 años. No hay roche.

Que te guiaba

Alucinaba que yo te guiaba por Lima. Que te contaba que era una ciudad muy gris.Que éramos tristes, a veces aburridos y escuchábamos cumbia. Que la comida era muy rica y yo indiferente.