A tu edad ya deberias saberlo


Diferenciar las frases dulces y poco sinceras de la penumbra de una habitación oscura y la indiferencia de la vida real. La que va apareciendo junto con la llegada del amanecer de los domingos grises. Los amores verdaderos solo duran una noche (ni siquiera alcanzan a durar lo que dura un verano). Cerveza, tabaco, música disco, 2 faenas y ala! a olvidar más rápido que lo que dura la carrera del taxi que te lleve a casa. A los 22 años ya deberías saberlo.

Todo sobre mi viaje ix (8 de enero del 2009)

La mañana del jueves 8 de enero, 3 horas después que se fue Lucy, nos alistamos Tavis y yo para salir a tomar desayuno en Popayán. Al salir del hostel, la ciudad que la noche anterior se nos había presentado como desconcertante, vacia y solitaria, era una ciudad bulliciosa, llena de gente, con autos andado para aquí y por allá y todas las tiendas abiertas. Nada, encontramos una cafetería a unas pocas cuadras de donde estábamos alojados. Desayunamos café, patacones con arroz y unos jugos. De ahí salimos a caminar por la ciudad. Por los mercados, los centros comerciales en medio de una mañana muy soleada. A Tavis le pareció una ciudad un poco aburrida, yo le dije que normal después de todo el juergon que hicimos en Pasto. Finalmente le termine tomando el gustito a la ciudad, a caminar por sus calles tan intensas y congestionadas de día y totalmente vacías y tenebrosas de noche y su evidente pasado colonial por todos lados.
Luego de entrar a Internet un toque para escribir a nuestras familias y subir algo de fotos (y donde por error borre todas las fotos desde que salí de Lima hasta Guayaquil, algo que hasta ahora no me perdono); regresamos a nuestro hotel a recoger las cosas para partir hacia Cali.
Apenas llegamos al terminal de Popayan compramos los pasajes de una buseta que nos llevaria a Cali en 5 horas aproximadamente. Cuando estábamos ya embarcándonos en el auto, empezó a llover muy fuerte. Una de esas lluvias tan fuerte que nunca había visto en mi vida de limeño promedio. Después de viajar por una carretera mucho menos accidentada que los anteriores viajes llegamos a Cali casi al atardecer. Nos fuimos a un hostel que estaba en la zona mas residencial de Cali (Granada). Muy bonita y tranquila y cerca a la avenida del movimiento de Cali pachangero: la 6ta avenida.
Paseamos por la 6ta avenida , acompañe a Tavis a comprarse unos zapatos para disco (jaja solo tenia zapatillas). Luego comimos en un restaurante y seguimos tomando chelas y mas chelas siempre que se podía tal como Tavis tenia por costumbre (por su herencia irlandesa como yo le bromeaba). Luego que regresamos al hostel, coincidimos con nuestros compañeros de cuarto, que no nos agradaron tanto. De hecho aquí fue la primera vez en el viaje que tenia que compartir cuartos con desconocidos, algo que seria recurrente en el resto del camino. Haber de compañerillos teníamos a un gordo alemán con pinta de pocos amigos y un eslovaco que no se había enterado que Eslovaquia siempre sera Europa, pero del este (jaja es que la impresión fue muy mala). Y nada, después que Tavis y yo nos bañamos nos fuimos dizque a rumbear. Llegamos a la 6ta avenida comenzamos tomando en uno sitio bastante abierto (El Viejo Barril) luego fuimos a otro donde tomamos Ron y escuchamos mucha salsa. Todas las discos estaban abiertas y con alto volumen. Lo que faltaba era gente. Bueno normal por que recién era jueves. Ya cerca de las 11:00 de la noche regresamos al hostel para reponer fuerzas ya que al dia siguiente seguiríamos andando por las calles de Cali pachangero y también seria el día que partiría hacia Medellín solo.

Que ya me contaras como te ha ido

Pucha niña, se que leeras esto (y no olvides guardar este secreto). Me queda decirte, que es lo que tiene la vida: Cosas que se dejan, cosas que cambian. Nada. A dejarse a llevar por el viento de la vida o luchar contra la corriente. Que te vaya bien. Ya me contaras si has conocido la felicidad...en esta largo caminar.

Aquel muchacho de los ojos tristes

Estar vivo


El bloqueador solar para este fuerte sol andino que luce por todo lo alto sobre mi cabeza. La transitadas calles del centro de Arequipa . Un hombre araña vendiendo globos de plásticos a 2 soles. Una estatua humana de soldado que cambia de posición por 0.50 céntimos. Mendigos indígenas, comerciantes mestizos, aristócratas hispanos. El Misti y el Chachani esforzándose por exponer lo poco que pueden de nieve en sus cumbres. Y yo caminando lentamente por la esquina de San Francisco con Moral. Sin prisa. Algo para algunos tan tonto y simple: ver la hora y que no te importe. !Estas vivo¡...Escrito en Yanahuara, Arequipa, Perú.

A buscar libertad

Surgio de la nada. ¿A Cotahuasi, dice?. Si supongo que normal, si hay que hacerlo, pues ya. No quise darle le gusto a mi jefe de verme sonreir. De que si tenias ganas de ir a Arequipa. De que en realidad siempre tengo ganas de viajar. Y mas si es un sitio desconocido. A encontrar nuevas vivencias, nuevas ilusiones, nuevos materiales para añorar. Para aumentar mis fantasias, para llenar del combustible de libertad esta vela que a veces se enciende un toque mas y en otras parecer agotarse completamente. Escapar de las clases de matematicas, de sus luminarias, de los aspirantes a Chicago boys (Vale. No los culpo. Solo que yo aspiro a una forma diferente de vivir, eso creo). Y nada. A vivir unos dias en el limbo esperando ofertas de chambas mejores, ahi pensando, extraviandome en los Andes. A seguir aprendiendo a asumir que los dias de la vida han llegado y que llega el momento de vivir lo que ya esta y pensar mas (o menos?) en el futuro. A esquivar las reflexiones teologicas. Eso, tio, a buscar libertad.
"Una camisa, un pantalon vaquero y una cancion. ¿Donde ira?"
Escrito en Cayma, Arequipa, Perú