En el paro

Nunca pensé que entrar al desempleo me causaría un leve sentimiento de felicidad.  Fue algo así como un buen polvo con alguien que amas. Había perdido la motivación. No podía aguantar llegar un nuevo año sentado en una silla negra metida en un cubículo monótono haciendolas de negro literario. Y este trance me encuentro. Aunque me disguste la idea, voy a pasar el verano limeño en La Molina en casa de mis padres. En cuanto pueda, me mudare de nuevo. Las tenues días de brillo solar de Lima me animan, me llenan de cosas en la cabeza, pero también me producen ansiedad.  Hoy feriado me he levantado a las 6:00am para hacer una base de datos. Alucina.

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